Cómo evitar que los niños muerdan, pateen y golpeen
Si tu querido ángel se ha transformado en un mini Mike Tyson ante tus ojos, consuélate con el hecho de que esto es normal para el curso de crianza. El comportamiento no deseado como morder, patear y golpear es común entre los niños pequeños de ambos sexos. Pero a pesar de que es "normal", es inaceptable. Afortunadamente, hay pasos que puede seguir para prevenir y redirigir el comportamiento agresivo para que nadie en casa o en la escuela sea derribado.
¿Por qué mi niño en edad preescolar muestra un comportamiento agresivo?
Muchos niños pequeños ya no muerden cuando entran al preescolar, pero algunos niños de 3 y 4 años continúan mordiendo a otros ocasionalmente. El ECAP (Early Childhood and Parenting Collaborative) informa que los preescolares generalmente muerden por las siguientes razones:
- Ejercer control sobre una situación.
- Por atención.
- Como estrategia de defensa personal.
- Por extrema frustración y enojo.
Según el ECAP, las mordeduras frecuentes a esta edad podrían indicar preocupaciones más serias, como problemas de comportamiento o un trastorno del procesamiento sensorial. Si sospecha, es mejor consultar a su pediatra.
Golpear, patear y otras formas de comportamiento físicamente agresivo (como empujar a un hermano menor al piso) también pueden surgir de la falta de comunicación. Por ejemplo, supongamos que una niña de 3 años no quiere que su hermano pequeño toque su galleta, pero no puede formar las palabras lo suficientemente rápido y su mano se acerca cada vez más. Temiendo que se lleve el regalo, ella lo abofetea.
Los preescolares son pequeños humanos con grandes emociones. A veces pueden experimentar dificultades para hacer frente a sentimientos incómodos, como estar cansado, hambriento o ansioso, como lo afirma el Centro de Fundamentos Sociales y Emocionales para el Aprendizaje Temprano de la Universidad de Vanderbilt (CSEFEL). En lugar de decirle a un adulto cómo se siente, los niños pueden recurrir a atacar físicamente como un medio para expresarse.
Cómo prevenir y redirigir el comportamiento agresivo
La prevención es tu primer objetivo. Es importante establecer límites firmes y hacerlos cumplir de manera consistente. Hacerlo ayudará a su preescolar a desarrollar el autocontrol. Mientras más niños puedan autorregularse, menos probabilidades tendrán de atacar agresivamente.
También querrás hablar sobre el comportamiento apropiado y no apropiado. Estas conversaciones deberían ocurrir cuando su hijo esté feliz, tranquilo y receptivo a escuchar lo que tiene que decir. Cuando diserta inmediatamente después de un incidente, es probable que sus palabras caigan en oídos sordos. Leer libros sobre morder es otra idea inteligente, ya que brinda la oportunidad de conversar sobre lo que los personajes podrían estar sintiendo. El CSEFEL sugiere "Los dientes no son para morder" de Elizabeth Verdick y "No morder" de Karen Katz.
También podría ser útil ser físicamente cariñoso con su hijo de manera regular. De lo contrario, su niño en edad preescolar podría sentirse rechazado y enojarse y prepararse para arremeter.
"Mientras más niños puedan autorregularse, menos probabilidades tendrán de arremeter".
Algunos padres reaccionan a ser mordidos o golpeados mordiendo o golpeando a su niño en edad preescolar. La idea detrás de esto es que muestra al niño que es mordido o golpeado, lo que disuade el comportamiento. Sin embargo, según el ECAP, este es el enfoque incorrecto porque transmite el mensaje de que la violencia es aceptable. Además, no se recomienda reaccionar exageradamente al incidente y apresurarse a castigar al niño. A pesar de sus mejores esfuerzos para prevenir la agresión, algunos niños pueden seguir mordiendo, pateando o golpeando a otros. Es importante planificar con anticipación cómo abordará estos incidentes.
En su lugar, pruebe las siguientes respuestas suaves:
- Separar: lo primero que debe hacer es separar al agresor y la víctima. Concéntrese en asegurarse de que la víctima esté bien.
- Mantén la calma: el CSEFEL dice que los padres deben decir con calma pero con firmeza: "No morder. Morder duele". Regañar, gritar o recurrir al castigo físico no es una forma efectiva de reducir o eliminar el problema. Es más efectivo disculparse con el niño herido, que modela asumir responsabilidad y empatía.
- Escuche: muchas veces el agresor termina llorando después de un incidente de violencia. Si bien puede inclinarse a decirle a su hijo que se calme, escuchar y darle tiempo para llorar y desahogar las frustraciones puede ayudar a su hijo a aprender a resolver las cosas por su cuenta, de acuerdo con Hand in Hand.
- Juego de roles: después de que su hijo se haya calmado, debe hablar sobre el incidente y el juego de roles. Es importante practicar respuestas apropiadas a la frustración, como alejarse, decirle a un adulto o decir: "Detente".
Se paciente. El cambio no ocurre de la noche a la mañana, y puede tomar tiempo para que los preescolares desarrollen las habilidades necesarias para manejar sus sentimientos incómodos. Mantente solidario y sigue el rumbo.