10 cosas que aprendĂ en mis primeros seis meses con gemelos
Cuando mis hijas nacieron hace seis meses a las 34 semanas, eran pequeños ácaros, de alrededor de 2 kilos cada una. Ahora son grumos bultos de dulzura, que pesan casi 7 kg. Tienen las mejillas de color rojo brillante (pero aún no tienen dientes) y las risitas infecciosas (cuando dejan de hablar de sus dientes) que están a punto de probar su primer alimento sólido.
El tiempo acaba de pasar y la semana pasada me tomé un momento para pensar en las cosas que he aprendido hasta ahora.
1. Tener a tus bebés en NICU puede ser una bendición
Muchos gemelos nacieron antes de tiempo y necesitaban permanecer en una unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN). Al principio fue un shock ver a nuestros bebĂ©s en una incubadora, pero tambiĂ©n fue una oportunidad para aprender de las maravillosas enfermeras que los cuidaron durante todo el dĂa. Cuando finalmente llevamos a nuestras chicas a casa despuĂ©s de casi cuatro semanas, nos sentimos seguros de que sabĂamos lo que estábamos haciendo. (SĂ© que es mucho más difĂcil si tienes niños mayores que cuidar o si tus bebĂ©s están enfermos).
2. No compres nada nuevo.
DespuĂ©s de la conmociĂłn de saber que estamos teniendo gemelos, comencĂ© a preocuparme por todas las cosas que necesitarĂan dos bebĂ©s. Pero la verdad es que los bebĂ©s realmente no necesitan mucho y la mayorĂa de las cosas se pueden comprar fácilmente de segunda mano, especialmente la ropa, solo se usan durante un perĂodo de tiempo tan corto. Conseguimos nuestra ropa de amigos, tiendas de op, el Club de Nacimientos MĂşltiples y Trade Me.
Además, dos bebĂ©s no necesitan duplicar la cantidad de todo. Lavábamos la ropa tan a menudo que, de todos modos, terminábamos usando los mismos pequeños trajes la mayorĂa del tiempo.
3. Ponlos en un horario
Mientras estaban en la UCIN, nuestras niñas tenĂan un horario de tres, luego de cuatro horas, y cuando llegamos a casa tratamos de mantenerlo. Nuestras rutinas han cambiado muchas veces desde entonces, pero siempre, siempre, siempre las alimento al mismo tiempo, y si una despierta, tambiĂ©n despierto la otra. SĂ© que la alimentaciĂłn en tándem (pecho o biberĂłn) puede ser difĂcil de dominar cuando los bebĂ©s son muy pequeños, pero vale la pena.
4. Rutina, rutina, rutina
Encontrar una rutina que funcionĂł y luego seguirla realmente nos ayudĂł. Tener un plan de juego me dio un poco de estabilidad. Tener las siestas programadas elimina el trabajo de adivinar cuando los bebĂ©s están cansados. Por supuesto, no siempre dormĂan todo el tiempo que yo querĂa, pero cuando el horario se convertĂa en natillas, volvĂa a intentarlo al dĂa siguiente.
5. Todas las manos en cubierta para los gemelos.
Por suerte para nosotros, el papá de mis hembras pudo tomarse tres meses de descanso cuando nacieron. SĂ© que no es una opciĂłn para la mayorĂa, pero lo hicimos ya que no tenemos familiares ni amigos cercanos que pudieran haber ayudado. Con dos personas en casa, esas primeras semanas fueron mucho más agradables (sĂ, no solo soportables, sino que la mayorĂa de las veces son realmente divertidas). Entonces, si es posible, pĂdale a papá que use sus vacaciones, tome un permiso sin goce de sueldo y vea si puede quedarse en casa y ayudar. O pĂdale ayuda a su mamá, hermana o amiga siempre que puedan hasta que encuentre sus pies.
6. No hay tiempo para la culpa.
Al principio me rompiĂł el corazĂłn que no podĂa abrazar a mis bebĂ©s tanto como querĂa. Con los gemelos, no siempre obtienes el tiempo mágico de uniĂłn en el que puedes mirar a tu bebĂ©. Lo primero que nuestros pobres bebĂ©s tuvieron que aprender es compartir el tiempo y la atenciĂłn de Mamá. Pero hay un punto a favor: ellos (con suerte) tienen a su mejor amigo de toda la vida en el viaje. Como nos dijo recientemente una gemela adulta, su infancia fue como dormir fuera de casa con tu mejor amiga cada noche. Y si eso no es asombroso, no sĂ© quĂ© es.
7. Tampoco hay tiempo para sentirse culpable sobre la lactancia materna.
Siempre quise amamantar a mis bebĂ©s y habĂa romantizado toda la experiencia en mi cabeza. Mis hijas nacieron casi seis semanas antes y al principio eran demasiado pequeñas para amamantar, pero al final se aferraron. Algunas mamás parecen estar brotando pozos de leche materna, mientras que yo soy más como un riachuelo y tuvimos que introducir recargas de fĂłrmula. Seis meses despuĂ©s y están amamantando por la mañana, pero rechazan el pecho el resto del dĂa. AsĂ que bombeo cuatro veces al dĂa y consiguen casi la mitad y la mitad. Al final, se trata de encontrar una manera que sea manejable y la menos estresante para la madre y los bebĂ©s.
8. Todo lleva más tiempo de lo que piensas.
Salir de la casa siempre es una carrera contra el tiempo. Durante los primeros cinco meses solo estuvieron despiertos aproximadamente una hora y media antes de que necesitaran su próxima siesta. Prepararlas para salir de la casa tomó 45 minutos, asà que no quedaba mucho tiempo. Se trata de encontrar un equilibrio entre hacer todo lo más rápido posible para salir y aceptar que solo puedes unirte a tu grupo de café durante 35 minutos. Pero para mà esos 35 minutos valieron la pena. ¡Sólo tienes que hablar más rápido! Además, las rutinas están ahà para ser barajadas cuando sea necesario, no un corsé estricto que no te permita hacer nada.
9. Elige tus batallas
En sus primeros tres meses, mis hijas hicieron muchas brujas en la llamada Hora de las Brujas, la hora de la noche en que es imposible asentar a un bebĂ©. Aceptamos que era solo una fase y, en lugar de luchar, llevĂ© mi almohada doble al salĂłn y mis chicas y yo nos quedamos allĂ hasta que les dimos su biberĂłn "Dream Feed". Han crecido y ahora (la mayorĂa de las veces) son buenos para dormir en sus camas. Siempre es un poco de equilibrio entre seguir el flujo y no querer instalar malos hábitos que tendrá que pagar más adelante.
10. La confianza crece con los bebés.
Cuando llevamos a nuestras chicas a casa hace tantos meses, nunca habĂa cuidado a un bebĂ© solo. ¡Nunca! Una vez tuve un bebĂ© con un amigo, pero nunca habĂa cambiado un pañal, y siempre me resistĂa a cargar bebĂ©s en caso de que los rompiera o hiciera algo malo.
Pero en el momento en que llegamos a casa, se sintiĂł bien. Hubo muchas situaciones en las que no tenĂa idea de quĂ© hacer, pero seis meses despuĂ©s seguimos con vida y cuanto más nos conocemos, más fáciles se vuelven los dĂas.
No ha habido una gran cantidad de "tiempo para mĂ", pero ver a esas pequeñas prematuras convertirse en bebĂ©s bonitos y balbuceos ha sido increĂble. Por supuesto, ha habido momentos en que me sentĂ abrumado y cansado, pero en todos los Ăşltimos seis meses no fue el espectáculo de horror que esperaba, sino que fue el mejor de mi vida.
Entonces, si estás a punto de comenzar el viaje de la crianza de los hijos, sé amable contigo mismo, sé amable con los demás y, lo más importante, no pierdas el sentido del humor.